La mañana del 3 de noviembre de 2010 cerca de 30 integrantes de la PAH nos desplazamos hasta la Bisbal del Penedés, en las afueras de Barcelona, donde residía Lluís y su hijo, con algunas pancartas, camisetas verdes, ropa de abrigo y muchos nervios. Ese 3 de noviembre era la fecha que había fijado el juzgado para que Lluís, un hombre que se había quedado sin trabajo y que tan solo percibía 426 euros de prestación por desempleo, abandonara la casa después de que Catalunya Caixa se adjudicara la vivienda en un proceso de ejecución hipotecaria. Además le seguían reclamando una deuda de más de 100.000 euros. Pero Lluís nunca se dio por vencido. Con un hijo de trece años al que adora, no podía darse por vencido, como suele decir. Así que decidió dar el paso. Un paso que iba a tener una enorme trascendencia. En aquel momento no era fácil. Resistir al desahucio no pasaba por la mente de las familias. No existía en el imaginario de las personas. La mayoría abandonaban la vivienda por su propio pie una vez subastada, temerosos de que un día para otro viniera la policía a desahuciarlos. Pero Lluís dijo basta. Hacía falta coraje y una fe ciega en los compañeros de la Plataforma, a los que había ido conociendo poco a poco, semana tras semana, en el fragor de las asambleas.
Así arrancaba la campaña StopDesahucios, que acaba de cumplir un año superando la simbólica cifra de los 100 desalojos paralizados.
Un año después Lluís sigue viviendo en su casa de la Bisbal después de haber evitado el desalojo hasta en cinco ocasiones. Pero no solo eso; la denuncia y la constante presión ejercida sobre Catalunya Caixa ha obligado a esta última a rendirse. A día de hoy Lluís duerme más tranquilo. El desahucio se ha suspendido de manera indefinida. Lluís ya no está preocupado por su caso. Ahora le preocupan las personas que se encuentran en la misma situación en la que se encontraba él, hace apenas unos meses. Por eso no se pierde nunca un desahucio. Por eso no se pierde nunca una asamblea. Por eso, junto a otros compañeros, ha impulsado una PAH local cerca de la Bisbal.
Y es que la historia de Lluís es también la historia de muchos y muchas que hemos decidido perder el miedo. Que hemos entendido que juntas podemos y nos hemos puesto a trabajar. Porque cada día somos más los que nos ayudamos y remamos en una misma dirección. Porque cada día conseguimos pequeñas grandes victorias que nos señalan el camino. Y aunque todavía nos queda mucho recorrido, volvemos a gritar alto y claro que sí se puede y que lo estamos consiguiendo:
- La PAH, con la ayuda del 15 M, ha conseguido paralizar decenas de desahucios.
- Hemos logrado daciones en pago.
- Hemos logrado que se realojen a familias sin ingresos en viviendas sociales
- Hemos elaborado propuestas viables, posibles y necesarias que se han hecho un hueco en la agenda política. Propuestas que la inmensa mayoría de la población respalda.
- Se ha conseguido que bancos y cajas sean más receptivos y estén más dispuestos a negociar daciones y alquileres. No porque sean más buenos, sino porque les hemos obligado a cuidar más su imagen.
- Hemos obligado a las administraciones a mover ficha. Primero aumentaron la cantidad de sueldo inembargable. Después introdujeron modificaciones en la LEC y ahora los bancos se adjudican las viviendas por un 60%, y no un 50%. Un cambio ridículo e insuficiente, pero que nos marca el camino.
- En Catalunya, donde la PAH nació en 2009 y donde ya existen más de 20 PAH’s locales, la administración se han visto obligada a crear un servicio de mediación para afectados y a estudiar otras propuestas, espoleada por una fuerte movilización social.
- Más de cien ayuntamientos ha aprobado mociones instando al gobierno central a modificar la legislación hipotecaria. En algunos ayuntamientos se han creado comisiones mixtas para abordar la problemática y discutir medidas concretas.
No podemos bajar los brazos, ni mucho menos. Pero de vez en cuando no está de más hacer un alto en el camino, girar la vista atrás y darnos cuenta de lo que hemos avanzado. Todavía nos quedan muchas batallas por librar. Pero si seguimos unidos como hasta ahora, lo vamos a conseguir.