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Únete a las Jornadas de Acción por la Vivienda 2024: ¡del 29 de marzo al 7 de abril!

¡Somos las vecinas! ¡Nos organizamos y movilizamos juntas!

2023 ha sido un año de creciente desigualdad social, xenofobia, criminalización de la pobreza, represión contra los movimientos sociales, las inmigrantes, el género y las minorías étnicas. También ha sido un año de grandes retrocesos en el derecho a la vivienda. En toda Europa, el aumento de los precios de los alquileres y de las hipotecas, unido a la subida de los precios de la energía y los alimentos, ha empujado a la gente a condiciones de vida marginales.

Las tendencias son las mismas en todas partes: en Portugal, los costes de alquiler en Lisboa han alcanzado niveles increíblemente altos y suponen alrededor del 63% de los ingresos medios de las residentes. En Francia, millones de personas viven en malas condiciones, no tienen hogar o se enfrentan a desahucios forzosos, mientras París se prepara para mostrar su cara más glamurosa con motivo de los Juegos Olímpicos. En Suecia, se discrimina a las inmigrantes y se les impide el acceso a la vivienda social. En Rumanía, los programas de regeneración urbana están transformando las ciudades y el entorno construido en activos financieros. Las personas con bajos ingresos se ven obligadas a buscar refugio en casas superpobladas o en asentamientos informales. Los campamentos de tiendas de campaña se han convertido en algo habitual incluso en las ciudades y regiones más ricas de Europa. En lugar de estar al lado de la gente, los gobiernos nacionales y las instituciones europeas siguen apoyando a los inversores privados y al mercado inmobiliario.

Sin embargo, miles de personas hemos salido a la calle para expresar nuestro descontento. Hemos organizado la resistencia colectiva y generado nuevas ideas y soluciones para una ciudad más justa e integradora, por la igualdad de derechos y el acceso a una vivienda digna, asequible, estable y ecológica.

En todas partes nos organizamos en diversos frentes de lucha. En Praga somos personas sin hogar que exigimos una inversión estatal masiva en vivienda asequible. Somos inquilinas de toda Europa, estamos organizadas en nuevos sindicatos emancipadores y colectivos vecinales autoorganizados. Luchamos contra los propietarios corporativos y los inversores privados multinacionales. Somos gitanos y gitanas que luchamos contra el racismo institucional. Somos inmigrantes que defendemos nuestro derecho incondicional a la ciudad y a una vivienda digna. Somos personas que vivimos en faros y otras viviendas efímeras.

Luchamos para que se aplique la ley que garantiza nuestro derecho a vivir en terrenos públicos o privados. En cambio, se nos criminaliza, se derriban nuestras casas sin ninguna propuesta de realojamiento. En Chipre, Grecia, Irlanda y España, somos propietarias de viviendas pobres que luchamos contra las hipotecas ilegítimas que conducen a ejecuciones hipotecarias o desalojos forzosos. En Portugal, organizamos referendos populares para frenar el alquiler vacacional y la turistificación o expropiar a los grandes propietarios. En Serbia, en Alemania, en Portugal, en Italia, en España, paramos los desahucios con nuestros cuerpos. En todas partes, seguimos luchando por el aumento del parque público de viviendas por diferentes medios, para extraer del mercado inmobiliario una parte significativa de las viviendas.

Este año la Coalición Europea de Acción por el Derecho a la Vivienda y a la Ciudad, convocamos otra semana de acción común. Adoptemos una postura contundente contra quienes nos privan de nuestros derechos básicos. Rujamos por nuestro derecho a la vivienda y a la ciudad en todas partes y al mismo tiempo.

Del 27 de marzo al 7 de abril de 2024 saldremos a la calle en tantas ciudades como sea posible. Se nos verá, se nos oirá, ¡lucharemos codo con codo!

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Exigimos:

• La vivienda y el suelo deben ser un bien público. Fin de la especulación del suelo mediante la socialización de la propiedad del suelo y de las grandes empresas inmobiliarias y la inversión masiva de los Estados en el sector de la vivienda social.

• Urbanismo democrático. Un debate democrático permanente sobre urbanismo y políticas de vivienda para frenar la especulación y la gentrificación y reforzar los derechos de las inquilinas.

• Un cambio radical en la política urbana y territorial: ¡Por un desarrollo urbano y territorial solidario y ecológico!

• La vivienda alternativa debería ser un derecho. Las ocupaciones no deben ser criminalizadas ni penalizadas, sino apoyadas como soluciones alternativas para la vivienda y la organización colectiva.

• ¡Fin del sinhogarismo! Exigimos un plan claro con medios adecuados para proporcionar a las personas soluciones de vivienda dignas y estables.

• ¡Fin de los desahucios forzosos! ¡Realojos! Las moratorias invernales de los desahucios deben ser un primer paso hacia el respeto de los derechos humanos fundamentales.

• Requisición de viviendas y edificios vacíos a las autoridades públicas locales y centrales y su transformación en viviendas públicas asequibles.

• La disminución del precio de los alquileres en toda Europa. El control de los alquileres y los precios de la vivienda tanto pública como privada.

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