10 años después del 15M ¡Seguimos indignadas!
El 15M supuso a la PAH su expansión territorial de manera exponencial. Allí donde había asambleas de StopDesahucios, al cabo de los años se transformaron en PAH, contribuyendo a una maduración del colectivo a nivel estatal. Lo que en un principio sonaba como un grito en el desierto, la voz organizada de las personas afectadas consiguió elevarlo a clamor popular.
En un momento donde la PAH nos estábamos afianzando como movimiento por el derecho a la vivienda, con unos objetivos muy claros, el 15M ayudó a sistematizar las prácticas que se estaban haciendo y a catalizarlas. «Gente sin casa y casas sin gente, no se entiende» expresa la incongruencia que existía y sigue existiendo frente a los desahucios, ante este drama silenciado, resultado de la falta de políticas valientes en temas de vivienda. La campaña de StopDesahucios pudo coger fuerza gracias a las asambleas de vivienda de los barrios y ciudades, donde la gente se organizaba para ir a parar los desahucios de familias vulnerables, utilizando las prácticas de funcionamiento PAH.
Las plazas y las diferentes comisiones, llenas de frescura y ganas de canalizar la indignación en propuestas claras y objetivos concretos, también ayudaron a innovar en acciones directas para expresar alto y claro que «no somos mercancía en manos de políticos y banqueros».
La PAH conseguimos un altavoz en el 15M, con el que elevar nuestras demandas y visibilizar prácticas concretas. Así, las ocupaciones a entidades financieras para exigir soluciones a casos individuales tuvieron mucha aceptación. Logramos cambiar el imaginario social y destapar la realidad vinculada al genocidio financiero que nos estaba robando nuestros hogares.
Actualmente, seguimos con la misma indignación, sin pan para la cantidad de chorizos que nos rodean. El mismo sistema que provocó el alzamiento hace 10 años, se nos siguen meando encima y diciendo que llueve.
Hoy podemos decir que el movimiento por el derecho a la vivienda es de los más fuertes de la última década. El que ha conectado más directamente con el sentir social mayoritario de la ciudadanía. No se puede hablar de un cambio de época –ni lo habrá– si no se garantiza el derecho a la vivienda en España.
Frente a aquellos que desprecian, censuran y trapichean con la voluntad de un pueblo, no nos queda otra alternativa que hacer un llamamiento a la acción y a la desobediencia civil no violenta. Si el sistema pretende bloquearnos, bloqueemos nosotras al sistema. Seguiremos parando desahucios y pondremos a banqueros y gobernantes en su sitio.
“Cuando los de abajo se mueven, los de arriba se tambalean”.
¡Sí se puede!